lunes, 30 de abril de 2012

Dibujos animados de todos los tiempos #cpcr



Se ha estudiado que cuando un niño/a cumple 15 años, ha visto televisión durante un tiempo equivalente a 17 meses. Es decir, ha dedicado un año y medio de su vida frente a la “caja tonta”.
Hasta los 4 ó 5 años, los niños pequeños no distinguen entre programación y anuncios, la televisión simplemente es un todo que les llama la atención; se distraen y entusiasman mucho más viendo los anuncios por su colorido, sonido, y cambio de imágenes que con los programas infantiles. Sin embargo, según van creciendo, aprenden a distinguir los programas que les gustan y los que no, y las series infantiles son cada vez más importantes en su vida, pues les transmiten una visión del mundo con conceptos de lo que está bien o mal.
Los expertos afirman que para que la televisión inculque a los niños un “aprendizaje significativo” debe existir una interacción. Esto es, que los padres no deben encender el televisor y sentar a los niños delante, como si la tele fuera la “niñera electrónica”, sino que deben estar con ellos hablando sobre lo que se muestra en la pantalla.
Geena Davis, la protagonista de 'Thelma y Louise', encabezó una campaña que pretendía equilibrar el número de personajes femeninos y masculinos en la programación infantil que se emite por televisión. Justificaba así su propuesta: “La proporción de hombres y mujeres es de tres a uno o de cuatro a uno, y los personajes femeninos están muy estereotipados”. “Las historias sobre chicos parecen ser más interesantes, más frecuentes y relevantes. Y las chicas son periféricas, personajes secundarios”.
Haré un breve repaso por la historia de los dibujos animados infantiles más exitosos, reflexionando sobre el lugar que ocupaban las mujeres en ellos:

Los pitufos (1958)
Muchos se han preguntado por qué en la famosa aldea pitufa sólo vive una mujer, Pitufina. De hecho, recientemente ha salido a la luz un libro de un escritor francés que define a la sociedad pitufa como totalitaria con tintes estalinistas y nazis, además de destacarla como machista, ya que sólo hay una mujer, pitufina. 
La realidad es que, en un principio, Pitufina fue creada por el malvado Gargamel para destruir a los pitufos. Era, en un principio, morena y malvada. Sin embargo, lso pitufos acaban descubriendo el engaño y, finalmente, deshacen el hechizo de Gargamel y la convierten en pitufa, integrándola en su sociedad. Así, ella se vuelve rubia y buena y, sobre todo, muy querida por todos. Todos le hacen regalos e intentan enamorarla. Ciertamente, el estereotipo machista de la mujer que puede manipular a los hombres está presente en el capítulo, pues Gargamel crea a Pitufina con el objetivo de acabar con los pitufos. Sin embargo, también es ella la que los salva en numerosas ocasiones, y es un personaje muy positivo. Os dejo el vídeo del capítulo en el que se muestra el origen de pitufina:



Calimero (1963)
Calimero, por el contrario, es un pollito muy llorón, siempre acompañado de Priscilla que, aunque es el personaje secundario, también es la fuerte, y de la que Calimero está enamorado. En esta ocasión, el débil es el personaje masculino.



Los Picapiedra (1966)
El humor de la serie fue admirada por todos: unos personajes ambientados en la prehistoria, con casas de piedra y dinosaurios por todos lados, pero con todos los lujos y comodidades propios de la edad moderna,  adaptados a la edad de piedra.
Sin embargo, mostraban el estereotipo de una familia tradicional. Los hombres trabajan y las mujeres son amas de casa. Por otro lado, hemos de añadir un punto positivo, y es que quien decide en último lugar son siempre ellas, además, suelen llevar razón y ser las más inteligentes. Se podría decir que quienes “llevan los pantalones” en la casa son las encantadoras Betty y Vilma.



Scooby doo (1969)
Los adorables dibujos que tienen como protagonista al perro de raza gran danés Scooby Doo son un perfecto ejemplo de igualdad femenina y masculina. A Scooby le acompañan cuatro personajes: dos chicos y dos chicas. El cobarde Shaggy, la bella Daphne, el valiente Fred y la inteligente Vilma. Todos los personajes tienen la misma relevancia, tanto hombres como mujeres.
Los dos personajes femeninos son muy relevantes: Vilma es despistada y la más inteligente del grupo; les saca de los apuros empleando la lógica. Daphne, aunque encarna el estereotipo femenino de belleza y siempre quiere ir bien arreglada, es la que suele meterse en problemas, comenzando cada misterio, y tiene la ambición de ser escritora, por lo que, no por ser femenina, deja de ser una más a tener en cuenta, sino todo lo contrario.



Heidi (1975)
A pesar de ser una serie japonesa, el papel de la mujer en ella es fundamental, ya que la protagonista es una niña libre y muy independiente. Ella lleva alegría allá donde va, animando el corazón de su viejo abuelo y de Clara, su amiga en silla de ruedas, ambos solitarios antes de que ella apareciese. Enseña la sencillez, la generosidad y el amor por la naturaleza.



David el gnomo (1985)
Hablando de amor por la naturaleza, no hay mejor serie infantil que la protagonizada por los gnomos del bosque para enseñar a los niños que deben ayudar a nuestra madre tierra. Sin embargo, a pesar de que reflejaba muy bien los valores medioambientales, el de la igualdad entre hombres y mujeres brillaba por su ausencia. De nuevo, aparecía el estereotipo de familia tradicional, y los papeles de mujeres siempre quedaban relegados a un segundo plano. David era el que tomaba las decisiones, el gnomo inteligente, mientras que su esposa hacía poco más que cocinar para él.



Los fruittis (1990)
Como bien anuncia la canción de la serie: “Somos blancos, somos verdes, somos negros y amarillos, somos todos diferentes, y estamos muy unidos”, la igualdad su principal valor. Además, su protagonista es femenina, algo no muy frecuente, y siempre positivo a la hora de realzar el papel femenino.





Dragon Ball (1990)
Aunque de la misma época, en esta serie el papel femenino brilla por su ausencia, como en la mayoría de series japonesas. Además, las pocas mujeres que aparecen se presentan como débiles, excepto en el caso de la robot “C-18” que ni siquiera es humana.



Los teletubbies (1997)
Aunque mucha polémica ha desatado el personaje de Tinky Winky, por ser un hombre y llevar bolso, y mucho se ha especulado sobre el sexo de estos muñecos, por no estar bien definido, lo cierto es que, precisamente, el no enmarcar a cada personaje en unos estereotipos consigue que los cuatro tengan la misma relevancia, ya sean hombres o mujeres, destacando estos dibujos por defender muy bien la igualdad.



Las supernenas (1998)
A pesar de lo que pueda indicar el título, en estos dibujos las tres protagonistas femeninas son fuertes y son heroínas. Aunque los dibujos promueven la violencia, pues las niñas resuelven todos los problemas peleando, lo cierto es que en estos actuales dibujos el papel femenino cobra mucha relevancia, dejando de lado el estereotipo de la mujer débil. Por el contrario, se puede añadir como punto negativo que las mujeres adultas son representadas como muy llamativas e, incluso, a una de ellas, nunca se le ve el rostro, ya que el plano enfoca siempre únicamente su figura, con lo que se desvaloriza cualquier aspecto racional o emocional de la misma.



Shin chan (2000)
Hoy en día, es una de las series más vistas por los niños. Sin embargo, es la que más desprecio muestra por el género femenino. Las mujeres son presentadas como objetos, cuanto más guapas y jóvenes, más le gustan tanto al padre como al hijo y, desde luego, la que se lleva peor parte es la madre; un ama de casa gruñona a la que no se tiene en cuenta, salvo a la hora de cocinar, y por la que su hijo no tiene ningún respeto. Además, también la amiga de Shin Chan, que aún es una niña, tiene como única preocupación encontrar un marido. Las mujeres son inferiores, aprovechadas e irresponsables. La que no busca casarse bien para ser una mantenida es porque está casada e intenta robar de las cuentas comunes para pagarse caprichos.



Phineas y Ferb (2008)
En esta serie, cuyos protagonistas son dos personajes masculinos, tampoco la mujer queda en buen lugar, y es que la madre es representada como tonta e inocente, pues nunca se entera de las travesuras de los niños y la hermana, también vista como tonta frente a los inteligentes protagonistas, pues siempre fracasa en sus propósitos; además, es una chivata traidora, cuyos únicos entretenimientos son fastidiar a los niños, ir al centro comercial, o ser novia del apuesto chico rubio de su clase.



Bakugan (2008)
Igual que sucedía en Dragon Ball, en la serie la mujer está en un segundo plano, dado que ellas siempre son más débiles que los protagonistas, siendo los chicos, tanto bakugans como humanos, muy superiores y mucho más fuertes. Aunque, esta vez, hay el mismo número de protagonistas femeninos y masculinos. 


En conclusión, parece que en las series infantiles más que una evolución del papel femenino haya habido una involución, pues si comparamos series que se emiten en la actualidad, como Shin Chan,  con series emitidas hace años, como Heidi, ambas de origen japonés, separadas por más de veinte años de diferencia, podemos comprender cuánto se está desprestigiando, aún hoy en día, el papel de la mujer en las series infantiles. 

viernes, 20 de abril de 2012

Érase una vez... #cpcr



El escritor y psicólogo infantil austriaco, Bruno Bettelheim, se interesó en la influencia que podían ejercer los cuentos de hadas en los niños y llegó a la conclusión de que son sumamente importantes para la formación moral e intelectual de los niños. Bettelheim afirmaba que lo imprescindible a la hora de educar a un niño era enseñarle a encontrar un sentido a la vida, a que comprendiera tanto el mundo que le rodea como a sí mismo. El mundo de los cuentos, por tanto, deberá estimular la imaginación de los más pequeños provocándoles diversión, entretenimiento, intriga y emociones.

Hoy en día, se protege a los niños hasta el extremo, muchos padres sólo les muestran el lado bueno de la realidad, para evitarles sufrimiento. No hay más que observar los dibujos animados de hoy en día: diversión, entretenimiento y después más diversión. Con pocos problemas se encuentran los protagonistas actuales, pues su única misión es hacer reír a los niños, sin preocupaciones.

Sin embargo, los niños también deben comprender que la lucha contra las dificultades de la vida es inevitable, y que no es bueno huir, sino enfrentarse a los problemas inesperados y, a menudo, injustos. Los cuentos de hadas ayudan a los niños a diferenciar entre el bien y el mal, pues en ellos siempre existen dos tipos de personajes: los protagonistas y los antagonistas. Nunca un mismo personaje puede ser malo y bueno a la vez, como ocurre en la realidad, sino que se muestran dos figuras diferentes. Precisamente, esta lucha entre el héroe y el villano ayuda a los niños a comprender claramente la diferencia entre el bien y el mal.

Sin embargo, la lucha contra el mal que los cuentos infantiles desde siempre han mostrado ya no es suficiente. En una nueva sociedad, se deben tratar nuevos problemas. Es por esto que recientemente han aparecido un nuevo tipo de cuentos: aquellos que educan en igualdad. Los cuentos tradicionales mostraban a un héroe que debía enfrentarse a un villano para rescatar a una princesa. No criticaré, como muchos antes que yo han hecho, este tipo de cuentos, sino que los elogiaré: enseñan a los niños la figura del bien (héroe) y el mal (villano) y cómo hay que luchar y esforzarse por lo que uno ama (la princesa, en el caso del cuento). Sin embargo, en la sociedad actual, en la que la mujer y el hombre pueden desempeñar los mismos trabajos, los mismos papeles, ¿por qué no invertir los roles? ¿Por qué no podría ser la princesa la protagonista, en lugar de la mujer pasiva que espera en lo alto de una torre?

En esto se han centrado nuevos escritores y editoriales de cuentos infantiles, en el desarrollo de nuevos cuentos que, además de educar a los niños en los valores tradicionales (el bien y el mal, el esfuerzo…) les enseñen nuevos valores más acordes con la sociedad actual, como la igualdad de género. La escritora Adela Turín está considerada como una de las pioneras en esta materia y, ya en los años 70, contribuyó a la reflexión y al análisis de los sesgos sexistas en las imágenes de los cuentos. Fundó (junto con Nella Bosnia, la ilustradora de muchas de sus primeras obras), la editorial “Dalla parte delle bambine” (en favor de las niñas), con sede en Milán. En 1994, fundó (junto con Silvie Cromer) la asociación europea “Du côté des filles” (en favor de las niñas), cuyos objetivos son la  investigación y la denuncia del sexismo en los materiales educativos.  La mayoría de los cuentos de Adela Turín todavía se conservan frescos y de actualidad en la defensa de una educación más igualitaria para las niñas y las mujeres. En España, fueron distribuidos por la editorial Lumen, con sede en Barcelona.

Más actual es la editorial Hotel Papel, sin embargo, está motivada por los mismos objetivos: “Todo surgió como un sueño: el de que los niños que teníamos cerca, nuestros hijos, sobrinos..., se educaran en igualdad, sin estereotipos ni prejuicios hacia los que son diferentes a sí mismos”, declaraba Ángela Martín, responsable de la editorial en el cultural.es.

Para terminar, os dejo un par de cuentos infantiles, con papeles femeninos diferentes:

Rosa caramelo, de Adela Turín:


Había una vez en el país de los elefantes... una manada en que las elefantas eran suaves como el terciopelo, tenían los ojos grandes y brillantes, y la piel de color rosa caramelo. Todo esto se debía a que, desde el mismo día de su nacimiento, las elefantas sólo comían anémonas y peonias. Y no era que les gustaran estas flores: las anémonas- y todavía peor las peonias- tienen un sabor malísimo. Pero eso sí, dan una piel suave y rosada y unos ojos grandes y brillantes.
Las anémonas y las peonias crecían en un jardincillo vallado. Las elefantitas vivían allí y se pasaban el día jugando entre ellas y comiendo flores.
“ Pequeñas”, decían sus papás, “ tenéis que comeros todas las peonias y no dejar ni sola anémona, o no os haréis tan suaves como vuestras mamás, ni tendréis los ojos grandes y brillantes, y, cuando seáis mayores, ningún guapo elefante querrá casarse con vosotras”.
Para volverse más rosas, las elefantitas llevaban zapatitos color de rosa, cuellos color de rosa y grandes lazos color de rosa en la punta del rabo.
Desde su jardincito vallado, las elefantitas veían a sus hermanos y a sus primos, todos de un hermoso color gris elefante, que jugaban por lasabana, comían hierba verde, se duchaban en el río, se revolcaban en el lodo y hacían la siesta debajo de los árboles.
Sólo Margarita, entre todas las pequeñas elefantas, no se volvía ni un poquito rosa, por más anémonas y peonias que comiera. Esto ponía muy triste a su mamá elefanta y hacía enfadar a papá elefante.
“Veamos Margarita”, le decían, “¿Por qué sigues con ese horrible color gris, que sienta tan mal a un elefantita?¿Es que no te esfuerzas?¿Es que eres una niña rebelde?¡Mucho cuidado, Margarita, porque si sigues así no llegarás a ser nunca una hermosa elefanta!”
Y Margarita, cada vez más gris, mordisqueaba unas cuantas anémonas y unas pocas peonias para que sus papás estuvieran contentos. Pero pasó el tiempo, y Margarita no se volvió de color de rosa. Su papá y su mamá perdieron poco a poco la esperanza de verla convertida en una elefanta guapa y suave, de ojos grandes y brillantes. Y decidieron dejarla en paz.
Y un buen día, Margarita, feliz, salió del jardincito vallado. Se quitó los zapatitos, el cuello y el lazo color de rosa. Y se fue a jugar sobre la hierba alta, entre los árboles de frutos exquisitos y en los charcos de barro. Las otras elefantitas la miraban desde su jardín. El primer día, aterradas. El segundo día, con desaprobación. El tercer día, perplejas. Y el cuarto día, muertas de envidia. Al quinto día, las elefantitas más valientes empezaron a salir una tras otra del vallado. Y los zapatitos, los cuellos y los bonitos lazos rosas quedaron entre las peonias y las anémonas. Después de haber jugado en la hierba, de haber probado los riquísimos frutos y de haber comido a la sombra de los grandes árboles, ni una sola elefantita quiso volver nunca jamás a llevar zapatitos, ni a comer peonias o anémonas, ni a vivir dentro de un jardín vallado. Y desde aquel entonces, es muy difícil saber viendo jugar a los pequeños elefantes de la manada, cuáles son elefantes y cuáles son elefantas, ¡¡se parecen tanto!!



La princesa vestida con una bolsa de papel, de Robert Munsch:



Elizabeth era una princesa muy linda. Vivía en un castillo y tenía lujosos vestidos de princesa. Se iba a casar con un príncipe llamado Ronaldo.

Desafortunadamente, un dragón destruyó el castillo, quemó la ropa con su aliento de fuego y secuestró al príncipe Ronaldo.

Elizabeth decidió perseguir al dragón y rescatar a Ronaldo. Buscó por todas partes algo que vestir, pero lo único que se había salvado del fuego era una bolsa de papel.
Se vistió con ella y persiguió al dragón. Resultaba fácil perseguirlo, porque donde quiera que iba dejaba un rastro de huesos quemados y huesos de caballo.

Finalmente Elizabeth llegó a una cueva con una puerta muy grande, que tenía unaldabón enorme. Llamó a la puerta fuertemente con el aldabón. El dragón abrió, asomó la nariz y dijo: - ¡Qué milagro! ¡Una princesa! Me encanta comer princesas, pero ya me comí un castillo entero hoy. Estoy muy ocupado. Vuelve mañana. Dio tal portazo que por poco le aplasta la nariz a Elizabeth.

Elizabeth volvió a golpear la puerta con el aldabón. El dragón abrió, asomó la nariz y dijo: - Vete. Me encanta comer princesas, pero ya he comido un castillo entero hoy.
Vuelve mañana. -¡Espere! – Gritó Elizabeth- . ¿Es verdad que es el dragón más inteligente y feroz de todo el mundo?
¡Pues claro! Dijo el dragón.

-¿Y es verdad que usted es capaz de quemar diez bosques con su aliento de fuego? –
Preguntó Elizabeth. - ¡Claro que si! -Dijo el dragón, y aspiró hondo y echó una bocanada de fuego tan grande que quemó a cincuenta bosques enteros.

Entonces dijo Elizabeth: - Señor dragón, ¿es verdad que puede volar alrededor del mundo en sólo diez segundos? -¡Claro que sí!- dijo el dragón, y dando un salto, voló alrededor del mundo en sólo diez segundos. Estaba muy cansado cuando regresó, pero Elizabeth gritó: -¡Formidable! ¡Hágalo otra vez!
Dando un salto el dragón voló alrededor del mundo en sólo veinte segundos. Cuando regresó ya no podía ni hablar, tan cansado estaba.
Se acostó y se durmió inmediatamente.

Muy suavemente Elizabeth le dijo: - ¿Me oye, señor dragón? El dragón ni se inmutó.
Elizabeth le levantó una oreja y metió su cabeza adentro. Gritó con todas sus fuerzas:
¿Me oye, señor dragón? Pero el dragón estaba tan cansado que ni se inmutó.

Elizabeth caminó sobre el dragón y abrió la puerta de la cueva. Allí encontró al príncipe Ronaldo. Él la miró y le dijo: -¡Oh, Elizabeth, estas hecha un desastre! Hueles a cenizas, tu pelo está todo enredado y estas vestida con una bolsa de papel sucia y vieja. Vuelve cuando estés vestida como una verdadera princesa.

-Mira Ronaldo- le dijo Elizabeth- , tu ropa es realmente bonita y estas peinado a la perfección. Te ves como un verdadero príncipe, pero ¿sabes una cosa? Eres un inútil. Y al final del cuento, no se casaron.






domingo, 15 de abril de 2012

Pasado, presente y futuro #cpcr

La princesa Tiana, de la reciente película Tiana y el sapo, ha sido elogiada por ser la primera princesa negra creada por la factoría Disney. Sin embargo, lo que muchos olvidan es que, anteriormente, Disney ya creó princesas con un color de piel que no era precisamente el blanco. En una entrada anterior presentamos a la heroína china Mulán, creada en 1998; además, ya en 1995, Disney nos presentaba a Pocahontas, una princesa india que rompía con los esquemas establecidos: Pocahontas decide abandonar a John Smith (su “amor verdadero”) debido a que su prioridad es encontrarse rodeada de su gente; su lugar está en el poblado, con los suyos. Pocahontas no es capaz de renunciar a su pueblo por el “príncipe encantador”, convirtiéndose así la película en la primera de Disney en la que los protagonistas terminan separados.

Además, la película de Disney contiene unas referencias históricas claras: se adentra en la época en la que los colonos ingleses empezaban a asentarse en territorio americano. Pero aquí no acaban las referencias: John Smith y Pocahontas existieron realmente. La llegada de colonos en 1607 a la bahía de Chesapeake supondría el inicio de la primera colonia inglesa en Norteamérica: Virginia. Así, numerosos colonos, entre ellos el capitán John Smith, mantendrían relaciones con los indígenas allí asentados.

Según relatan las memorias escritas por el propio Smith, él conoció a la princesa Matoaka, una joven de 12 años hija de Powhatan, el jefe de la tribu. Según sus memorias, cuando John fue capturado por los hombres de la tribu, Matoaka, cuyo nombre significa “la pequeña licenciosa” (libre, atrevida, entregada a los vicios) fue la que le salvó de la espada del jefe indio. En 1907, John Smith fue herido por una explosión de pólvora, y Matoaka le dio por muerto, pues así se lo comunicaron sus compañeros. Ella acabaría casándose con Kocoum, un guerrero indio. Años después, sería secuestrada por James Argall, un capitán que residía en Jamestown, y llevada a un asentamiento llamado Henricus. Se quedaría en este lugar por mucho tiempo, y se acabaría casando con John Rolfe, siendo bautizada como Rebecca Rolfe. Sólo tuvo un breve reencuentro con John Smith cuando viajaron a Londres, y nunca más se volvieron a ver. Esta segunda parte de la historia se narró en la segunda creación de Disney Pocahontas II. La muchacha murió finalmente a la edad de 22 años.

Tras hablar sobre el origen de la película, ¿qué hay del futuro? Años después, en 2009, se estrenaba la que fue denominada como la “Pocahontas del futuro”: Avatar. Numerosas son las semejanzas entre ambos filmes, y para pocos espectadores pasaron  desapercibidas. La trama es la misma, salvo que, esta vez, se desarrolla en una sociedad futura. De hecho, incluso periódicos como The Huffington Post se hicieron eco de ello, y aparecieron en la web imágenes como éstas: 



He querido hacer un vídeo para vosotros en el que se evidencian las similitudes:





Pocahontas es una historia de amor con frases tan conocidas como “preferiría morir mañana que vivir 100 años sin haberte conocido”. Sin embargo, el argumento central no es el romanticismo entre el príncipe y la princesa, sino las diferencias que se desatan entre los pueblos. Pocahontas y John Smith, debido al amor que les une, logran hacer comprender a los demás que el odio no es el camino. En esta ocasión, el romanticismo es una excusa para hacer entender a los niños que “no importa el color de nuestra piel”.



lunes, 9 de abril de 2012

El ogro encantador #cpcr


En 2001, el lanzamiento de la película Shrek supuso todo un bombazo, pues no dejó indiferente a nadie. Las risas de los más pequeños se hacían eco al ser secundadas por las carcajadas de los padres, mucho más estruendosas. Y es que los creadores de Dreamworks, con esta película de animación, dieron un giro de 360 grados a los cuentos tradicionales, creando una original fantasía: ogros y dragones (dragonas, más bien) ahora eran buenos, los asnos, divertidos, los príncipes, bajitos, y las princesas, con mucho carácter.

Lo que poca gente conoce es que esta sorprendente película no es, ni mucho menos, original. Está basada en el cuento de William Steig, publicado en 1990,  y cuyo nombre deriva del alemán “Schrek” que significa terror o miedo.



En esta peculiar historia, William Steig, fallecido hace unos años (2003) crea, por primera vez, a un ogro que es el protagonista y héroe del cuento. Las semejanzas con la película son claras: Shrek aterroriza a todos los aldeanos, y es entonces expulsado de su hogar familiar. Al comenzar su viaje, se encuentra con una bruja que le vaticina que se casará con una princesa, así como con un dragón y un asno, que será quien le acompañe en el resto de la historia. Al final, el ogro encuentra a su princesa, diferente a las demás: es tan fea como él. Si queréis escuchar la historia completa, aquí la tenéis, leída por el actor Stanley Tucci; eso sí, en inglés: 

Continuando con las curiosidades, decir que el aspecto de nuestro ogro preferido tampoco es del todo original. Se cree, aunque nunca ha sido admitido por Dreamworks, que la imagen de Shrek proviene de una persona real: el francés Maurice Tillet que, siendo adolescente, se vio atacado por una extraña enfermedad, la acromegalia, por la que su cuerpo comenzó a deformarse y a crecer sin control. Así, este joven se vio obligado a abandonar su sueño de ser actor y se dedicó a la lucha libre, convirtiéndose en un famoso luchador en los años 40.


Dejando atrás el origen del film, está claro que acabó con una serie de estereotipos que se habían instaurado en los cuentos, entre ellos, el del príncipe apuesto que salva a una princesa joven y bella que se encuentra en apuros. En el caso de Shrek, el príncipe apuesto es Lord Farquaad, un ambicioso y feo príncipe que tan sólo quiere llegar a ser rey, cueste lo que cueste. Él es el malo de la película y, como la mayoría de los villanos de los cuentos y dibujos animados, sólo ansía ser poderoso y gobernar a sus súbditos.



Dreamworks cambia por completo el estereotipo de príncipe. En lugar de ser valiente, alto y apuesto es bajito, feo y, por supuesto, sumamente cobarde. Tan cobarde que ni siquiera es capaz de ir a buscar a su princesa. Envía en su lugar a Shrek que, aunque un poco cascarrabias, demuestra que tiene un noble y enorme corazón en más de una ocasión, llegándose a enamorar de la princesa.

En Shrek, el tradicional antagonista, un ogro feo y verde, se convierte en protagonista, mientras que el príncipe encantador, que tradicionalmente siempre ha sido el protagonista, pasa a ser el malo de la película, el antagonista principal, encarnado en el personaje del príncipe Lord Farquaad. Además, es muy característico el personaje de Asno. Normalmente, este tipo de animales son presentados como personajes aburridos y sin ninguna relevancia en el cuento. Por el contrario, en Shrek, el simpático personaje acapara toda la atención y es tan parlanchín que todos los de su alrededor están cansados de oírle. 


Además, la versión de Dreamworks da mucho más protagonismo a la princesa que el que ella tenía en el cuento de William Steig. En el original, Steig presentaba a una princesa fea que, por el hecho de serlo, encajaba perfectamente con el ogro. Sin embargo, en la versión cinematográfica, se nos presenta a una princesa muy peculiar.



La princesa Fiona, tras años de estar recluida en lo más alto de la más alta torre, ansía desesperadamente salir de ella en busca de aventuras. Es una auténtica caja de sorpresas, y en ella recae la responsabilidad de romper con cada uno de los estereotipos en los que las princesas tradicionales estaban encerradas. Eructa aún más fuerte que Shrek y, al contrario que las dulces princesas que antes se nos mostraban, tiene mucho carácter y, cuando grita, consigue lo que quiere, amedrentando al mismísimo ogro, mucho más grande y fuerte que ella.  

Las princesas tradicionales eran indefensas damiselas en apuros a las que el príncipe rescataba. Por el contrario, Fiona sabe pelear mejor que Shrek, ella misma le defiende cuando son atacados en el bosque, dejándonos a todos boquiabiertos.

Las princesas buscaban el amor verdadero, y ése mismo objetivo parece perseguir ella al principio de la película. Sin embargo, pronto se descubre que el único motivo por el que esta joven pretende encontrar a un príncipe encantador con el que casarse es por su propio interés: desearía dejar de transformarse en ogra cada noche.

Las princesas cantaban y cocinaban muy bien. En la película, para ridiculizar ese cliché, muestran cómo Fiona le prepara el desayuno a Shrek y a asno: cantando hasta hacer explotar a los pájaros, a los que les roba unos huevos que después cocina. Aquí os dejo algunas escenas en las que se evidencia que Fiona es una princesa realmente diferente:


Como ya se decía en el cuento de la Bella y la Bestia, “la belleza está en el interior”. Ése es el mensaje final que nos transmite la película. El mensaje no deja de ser el mismo, pero cambia radicalmente la forma, la historia y los personajes, transmitiendo valores fundamentales en su trasfondo: la amistad que se va forjando entre Shrek y Asno, así como la aceptación final de ambos personajes, antes marginados por su aspecto o su forma de ser, o la destreza y fuerza que puede llegar a tener una mujer. 

La historia de Shrek, aunque abandona numerosos estereotipos, no deja de basarse en los típicos clichés románticos. Al final, el amor triunfa entre Shrek y la princesa. Ambos son ogros, pero ya a nadie le importa, ni siquiera a la propia Fiona. Como mujer, durante toda la película quiere cambiar de aspecto, dejar de ser una ogra fea a la que nadie querrá. Sin embargo, finalmente comprende que su verdadera forma era la de una ogra y, aún así, sigue siendo bella. Shrek enseña a los niños valores actuales dedicados a la sociedad actual, tan preocupada continuamente por el aspecto exterior. Todos somos bellos, cada uno a nuestra manera, nos explica la película, y cuando nosotros mismos aprendamos a querernos tal y como somos realmente, será cuando nos quieran los demás. 

Lo que cambió con Shrek es la manera de contar cuentos. Ahora, es a través de la sorpresa. Tanto los niños como los adultos estábamos cansados de las mismas historias de amor con el príncipe y la princesa, de las mismas comedias románticas "chico conoce a chica". Es dando una vuelta a la historia y riéndote de los estereotipos como consigues ventas en taquilla, y como consigues educar a los niños, que esperan encontrarse a dragones y ogros feos y, en su lugar, aparece una bonita dragona y una princesa, cuyo "ogro encantador" consigue que deje de preocuparse por su apariencia. Ella ya es hermosa, siempre lo ha sido. Como decía el poema de Goytisolo, "Todas estas cosas había una vez cuando yo soñaba un mundo al revés". 





jueves, 29 de marzo de 2012

No queremos ser muñecas sin corazón #cpcr

Cada año, cuando la navidad se acerca, aparecen cantidad de anuncios que recuerdan a las niñas que deben comprar una muñeca que las acompañe en cada momento de su vida. Todas las niñas, en todas las épocas, en todos los lugares, han jugado siempre con sus muñecas, más o menos sofisticadas. (He de añadir que a muchos niños pequeños también les encantan las muñecas, y no por ello dejarán de ser “varoniles” en el futuro, a muchísimos niños les sucede lo mismo: sonríen contentos al tener una muñeca entre sus brazos).


Foto: Alberto Díaz “Korda” La niña de la muñeca de Palo. 1959.

El cambio en la estética y en la indumentaria de las muñecas nos acercará un paso más a la evolución que ha experimentado la mujer dentro del mundo infantil. Más concretamente, me centraré en la entrada de hoy en analizar cómo han cambiado los gustos de las niñas y qué han hecho los fabricantes de muñecas para complacerlos.

Cuando dan sus primeros pasos, las niñas prefieren muñecos con aspecto de bebé, así pueden jugar a cuidarlos, darles de comer, vestirlos y, en definitiva, juegan a ser como su mamá. Sin embargo, conforme van creciendo, sienten que son demasiado mayores para esos juegos. Quieren comenzar a tomar sus primeras decisiones, sentirse más independientes, dejar de ser unas niñas (sentimiento que alcanzará su máximo apogeo con la llegada de la adolescencia). Entonces, abandonan a sus bebés y buscan muñecas con aspecto “de chica mayor”. En estas muñecas las niñas proyectan sus deseos de futuro: “cuando sea mayor, quiero vestir con este vestido, ser veterinaria, y llevar el pelo largo”. Por ello, es muy importante que las empresas que las comercializan dejen los estereotipos femeninos a un lado, pues no será igual una niña que haya crecido viendo muñecas con vestidos ajustados que la que lo haga con muñecas vestidas de chándal.

En una retrospectiva, veamos cómo ha evolucionado el estereotipo femenino en las muñecas de todas las épocas. En 1940, en plena posguerra española nació la famosa Mariquita Pérez, y con ella los deseos de miles de niñas de ser exactamente igual que la muñeca ¿Qué tenía de especial? Vestía con la ropa bonita que cualquier niña desearía tener, “la muñeca que se viste de verdad”, decía el eslogan publicitario. Así era, de hecho, pues la muñeca fue creada por Leonor Coello, hija del Conde Coello de Portugal, una dama de la nobleza madrileña, inspirándose en su propia hija: Leonor de Góngora. En este caso, Mariquita Pérez representaba a una niña de unos 7 años, eso sí, vestida como no podían hacerlo muchas de las niñas de la misma edad, debido a las limitaciones económicas de la época.


Primer modelo de Mariquita Pérez. 1940.

Mariquita Pérez impregnó en las niñas el deseo de convertirse en alguien de un estatus superior, para poder comprar la ropa que llevaban las “niñas bien”, aspecto bastante negativo si, además, tenemos en cuenta el precio de la muñeca: 85 pesetas. La muñeca era un producto de lujo accesible solamente a las clases más pudientes, ya que el salario medio mensual no alcanzaba las 150 pesetas.

Ya en 1968, nacía otra muñeca española: la Nancy. Fue muy bien recibida, con un precio mucho más asequible para el bolsillo, y con aspecto realista, como sería cualquier niña normal. “Nancy es una chica moderna, que trabaja, tiene una cara preciosa y unos cabellos que permiten todo tipo de peinados, un ropero lleno de modelos para todas las ocasiones, su dormitorio, sus maletas, sus postizos, sus bolsos…Una muñeca con la que jugar a cómo te gustaría ser de mayor”, decían los catálogos de la época.


Reflejo de una época de cambio, en esta ocasión, la muñeca era una compañera de juegos, una hermana mayor; las niñas querían seguir vistiendo bien a sus muñecas, pero con la ropa que ellas mismas podían llevar. Para mí, la mejor muñeca que se ha diseñado, ¿sus medidas? 42 centímetros de alto y una melena muy larga. En los años 90 se creó una Nancy más pequeña y con menos curvas, y ya en el año 2000 se comercializó una muñeca de coleccionista; eso sí, adaptada a las medidas de la mujer española actual: 16,5 centímetros de cintura, 21 centímetros de cadera y 21 de pecho.

Hablando de medidas, no puedo dejar de nombrar a la muñeca que todas conocemos: la mundialmente famosa Barbie, creada por Ruth Handler. La primera se comercializó en 1959, y llevaba un bañador como vestimenta. La muñeca no llegó a España hasta 1978.



Aunque han salido a la luz multitud de modelos, el estereotipo femenino impregnado en ellos no ha cambiado en ninguno: una mujer alta y rubia con ropa ajustada. De hecho, se ha popularizado la “mujer Barbie”, así se califica a las mujeres sin cerebro pero, eso sí, despampanantes. En relación a esto creó Aqua la canción “Barbie girl”:


Y es que las medidas de esta popular muñeca son, literalmente, imposibles, en la realidad. En abril de 2011, una joven estadounidense que había sufrido problemas de anorexia (cuando era animadora)  se propuso evidenciar este hecho: la muñeca Barbie, en la realidad, tendría 1.80 cm. de estatura, un peso de 49 kilos, 96 de pecho, 45 de cintura y 83 de cadera. No podría ni sostenerse en pie. 


Galia Slayen y la muñeca Barbie en tamaño real.

Aún así, no debemos olvidar que, debido a las críticas hacia la imagen frívola de mujer que la muñeca enseñaba a las niñas, en 1997, se cambió el molde del cuerpo de la muñeca, añadiéndole una cadera más ancha. Además, Barbie ha representado más de 80 profesiones, entre ellas, la de enfermera, patinadora, ejecutiva, cirujana, esquiadora, bailarina, veterinaria, astronauta, embajadora de UNICEF, diplomática en una cumbre política, dentista, jugadora de la NBA, nadadora olímpica, piloto de Fórmula 1, productora, chef y pediatra, lo que dice mucho en su favor, pues enseña a las niñas que pueden ser de mayores lo que quieran, no están sujetas a las “profesiones de mujeres”. Eso sí, siempre han de tener mucho “estilo” a la hora de vestir; por mucho que cambie algunos detalles, Barbie no dejará de ser rubia y muy glamurosa” y la mujer “perfecta”, como bien señala este reciente anuncio:



Sin embargo, en 2001 el reinado de Barbie se vio amenazado por unas nuevas muñecas: las Bratz’. Eran más jóvenes, más modernas, sin pies, y con una enorme cabeza, y a las niñas les encantaron. Tanto, que en 2005 las ventas de barbies decayeron en un 30% en Estados Unidos y un 18% en todo el mundo, debido a la competencia ejercida por las nuevas compañeras de juego.



Las nuevas muñecas Bratz’ se comercializan en su página web con la frase “the girls with a passion for fashion”. Ellas han marcado la nueva tendencia imperante hasta nuestros días: las niñas cada vez quieren crecer más rápido. Tanto es así, que buscan muñecas que les digan cómo serán en la adolescencia. Muñecas con una imagen moderna y adolescente, a la última moda, y no una imagen más adulta, como la de Barbie. Además, cada muñeca de las 4 originales representa un tipo diferente de chica, cualquiera igual de válido: una es rubia, otra morena, otra negra, otra castaña… no importa, porque todas visten con ropa mucho más realista: vaqueros de campana (los que se llevaban hace unos poquitos años), camisetas top y sandalias. Aspectos que puedes encontrar a pie de calle.

Además, las muñecas podrían encerrar una psicología fácilmente perceptible: tienen una cabeza más grande y un cuerpo más pequeño. Todas son delgadas, eso sí, pero con un pecho normal, más bien pequeño. Se trata de destacar sus caras, con labios y ojos grandes, y darle menos importancia al cuerpo, algo realmente positivo. Con estas muñecas, las niñas podrían llegar a dejar de lado la apariencia física, aunque sólo sea para centrarse más en la ropa de las muñecas, que es lo que realmente llama la atención de ellas.

Y siguiendo con el reinado de las muñecas adolescentes han nacido las actuales Monster High, el nuevo fenómeno. Aunque las madres hacen afirmaciones como “Son horrorosas, pero mi hija está como loca con ellas”, lo cierto es que a las niñas les encantan. También, por supuesto, son adolescentes, y esta vez, aún más que las Bratz, a las que podíamos situar en torno a los 18 años, ya que las muñecas van al instituto… muñecas de 15 o 16 años. Eso sí que es aterrador, la prisa que tienen las niñas por crecer: el fenómeno ya denominado como KGOY –‘kids getting older younger’.



Las pasadas navidades, los padres hacían cola como locos a la puerta de las tiendas, desesperados por conseguir una Draculaura, el nuevo juguete de moda. ¿Algo casual? Por supuesto que no. No es casualidad que, en el mismo año, la saga Crepúsculo y estas muñecas terroríficas sean lo más deseado por las niñas. Las más pequeñas quieren las muñecas y las más mayores abarrotan las salas de cine.



-Sé lo que eres, tienes la piel pálida y fría como el hielo, no sales a la luz del sol: vampiro
-¿Tienes miedo?
-No.

Pues así es, a las niñas ya no les dan miedo los vampiros, y mucho menos si van a la última, como sus muñecas favoritas. Siempre divinas, ése es el mensaje que transmiten las muñecas a las niñas.



Esperemos que la superficialidad de determinados estereotipos se vea minada por patitos feos que se convierten en cisne. No hace falta ser guapa, sino tener cerebro, para enamorar al príncipe, ése debería ser el mensaje. Las mujeres Barbie, guapas y sin cerebro, por fortuna, han creado una nueva fórmula de risa en millones de situaciones cómicas.


Las niñas deberían continuar jugando con muñecas, no importa que sean monstruitos o bebés, y crecer cuando sea el momento adecuado, para convertirse en el modelo de mujer segura e inteligente que entre todos estamos creando, y reírse también ellas de las mujeres huecas sin corazón. Crecer jugando con muñecas, para no convertirse en muñecas huecas, ¿paradójico, verdad?